El desarrollo de la práctica profesional del psicólogo/a ha estado asociada tradicionalmente y también desde el punto de vista sociocultural a "ofrecer un consejo" como finalidad de su tarea y demandado éste a su vez por el "cliente".
Ravenette (2002) muestra dos razonamientos relativos a la inadecuación de "dar consejos". Por un lado, entendiéndolo desde el punto de vista del contenido informativo del consejo; "el consejo conlleva un contenido y se transmite en términos verbales. En un nivel básico cada persona construye su propio mundo personal de significados" (p.149).
En ese sentido, cuando tiene lugar un intercambio de información verbal entre dos o más personas, tanto la información que se transmite como aquella que es recibida son el reflejo de una representación personal; es decir son procesos que se realizan previamente a nivel individual cada persona.
Por ello, Ravenette afirma "el consejo es una mera forma de intercambio verbal y por lo tanto, sufre los mismos fallos de precisión comunicativa derivada del proceso de personalización" (p.150).
Por otro lado, nos encontramos con el componente relacional del consejo. En la relación entre el "experto" y el "receptor" se generarían dos roles en los cuales podría surgir cierto posicionamiento de desigualdad, en aquellos casos en que el "receptor" fuera percibido/a como una persona con menor experiencia con respecto al experto. En consecuencia, podrían surgir sentimientos ambivalentes, transitorios o permanentes en los que coexisten emociones opuestas.
"A pesar de la aparente voluntad por parte del receptor, el consejo puede ser rechazado o saboteado" (Ravenette, 2002:150).
En el Asesoramiento Psicológico se intenta orientar a la persona, acompañarle de manera que pueda clarificar aspectos de la realidad a través del reconocimiento de las emociones, su sistema de valores, recursos personales, capacidad de autodeterminación y su propia toma de decisiones.
Sigmund Freud en su obra "Consejos al médico" sobre el tratamiento psicoanalítico explica que el consejo se asocia con las expectativas de quien lo da ya que técnicamente, se requiere escuchar sin fijarse en algo más concreto.
Ante un determinado problema o situación, nos podemos plantear ¿por dónde empiezo? Cuando la incertidumbre se mantiene, o se ha generado un "bloqueo emocional" y se decide recurrir a otros profesionales para recibir asesoramiento, en ocasiones se focaliza en proceso pautado que deriva en una "solución", éste podría ser un consejo o una forma ordenada de hacer.
Considero que es importante mantener una actitud crítica siempre ante las experiencias de la vida y ante la forma de gestionar las emociones.
Más allá de la recepción de un consejo explícito, he adquirido más habilidades cuando me he dedicado tiempo a conocerme a mí misma, a conocer mis puntos fuertes y mis puntos débiles, conservar la calma en momentos de tensión...
Algunas de mis experiencias me han ayudado a comprender que cuando aprendemos a conocernos, tenemos más recursos personales para cambiar aquellas cosas que no nos gustan. Desde el punto de vista del propio autoconocimiento, "uno mismo/a" implica una intrasferible individualidad. Requiere dedicar tiempo para una exploración personal (con calma, con reflexión) o análisis interior "conocimiento de uno/a mismo/a" y a la vez, es un proceso práctico, pues aunque la introspección tiene lugar a nivel interior y privado (no es observable por los demás a diferencia del comportamiento que sí lo es) permite la continuidad en la exploración y la metacognición en la persona que lo ejecuta.
Nuestra práctica profesional como orientadoras/es nos ayuda a reflexionar sobre "Las 12 Típicas" entre las que se encuentra precisamente NO ACONSEJAR. No se le debe decir al otro qué es lo mejor para él/ella. Por ejemplo "No dejes ahora el instituto (4º E.S.O.), es lo peor que podrías hacer sin titular porque luego no tendrás las mismas oportunidades para encontrar trabajo". En Counselling se entiende que la persona es capaz de gestionar sus propias emociones y conocer cómo se relaciona con los conflictos, conectando con las experiencias que ha ido viviendo.
La diferencia la encuentro en relación con las conductas, ya que éstas son aprendidas y por tanto a medio y a largo plazo sí pueden ser modificables. En cambio ¿qué impacto tiene en la persona que recibe la información del consejo y qué probabilidad tiene de ponerlo en práctica y lograr aquellos "efectos esperados"?. Considero que es muy complejo ya que incluso la percepción que tiene la persona del problema no es la misma que la que tiene el terapeuta cuando "aconseja", asesora.
Por ejemplo con adolescentes, los efectos que se pudieran obtener derivados de los "consejos" o técnicas, dependen de lo dispuestos que estuvieran de cambiar ellos mismos también y del tiempo transcurrido desde que comenzó el problema.
"Estar dispuesto a cambiar" es un proceso importante que se relaciona con "darse una oportunidad para relacionarse mejor con los demás" conocer quién soy, cómo me comporto, cómo pienso, qué experiencia tengo, etc ante situaciones particulares, y con el concepto de mí mismo. A nivel profesional como orientadora, estas preguntas me ayudarán a asesorar a la persona para que vea su situación desde nuevas perspectivas, profundizando en la comprensión empática, en el establecimiento de la relación, para que la persona consiga sus propias metas.
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